Si quedamos en que el Branding es la estrategia que utilizamos para conseguir que lo que queremos reflejar acerca de nuestra marca sea lo que el usuario perciba como mensaje, el rebranding no es otra cosa que una actualización de ese mensaje, generalmente dirigida a cambiar de target o a ampliarlo, aunque se puede deber a otros muchos factores.
En general, podemos hablar de varios tipos de rebranding:
El meramente estético. Que, a su vez, puede responder a varios motivos.
En el caso de muchas StartUps, que durante su arranque no le prestan la suficiente atención a su imagen corporativa, pero que una vez obtenido un cierto éxito, deciden invertir en un buen Branding. Airbnb es un buen ejemplo.
– El rediseño estético se puede deber, además, a la decisión de la compañía de estar a la última en cuanto a tendencias de diseño. De hecho, la mayoría de las empresas fuertes actualizan su imagen cada cierto tiempo para no quedarse obsoletos. Es el caso de, por ejemplo, Instagram o Google.
A todo esto, el de Instagram no es que haya gustado demasiado entre los usuarios más veteranos de la aplicación, ¿pero quizá sí haya calado en el sector más joven de la población? Eso creemos, sí.
El que responde a una necesidad de ampliación del target. En el caso de Google, por ejemplo, el rediseño probablemente no respondió sólo a las tendencias, sino que también buscaba afianzarse como única alternativa entre el público más juvenil. Otro caso que se nos viene a la cabeza es el branding del neoyorquino Metropolitan Museum of Art. Cuánto odio generó… Pero ¿qué es lo que se dice? ¿Que hablen de ti aunque sea mal? Pues eso.
3. El que responde a la necesidad de que el usuario cambie su percepción sobre la compañía. Como ya os contábamos en nuestro anterior post ¿De qué hablamos cuando hablamos de Branding? es el caso de la estrategia de McDonald’s en Europa. La cadena de restaurantes decidió quitarse el sambenito de “comida basura”, y lo hizo, simplemente, cambiando sus colores corporativos y el mobiliario de sus locales.