El consumo de vídeos y televisión por Internet, denominada OTT (“over-the-top”), es una tendencia en aumento a nivel global y también en Latinoamérica, donde el 78% de los hogares conectados a internet usan frecuentemente plataformas OTT (como Netflix, DirecTV Go, Amazon Prime Video, entre otras). El 22% restante no las ocupa por falta de tiempo.
Este cambio de escenario ha impulsado a las marcas a generar publicidad OTT porque tiene interesantes beneficios:
Segmentación definida: Estas plataformas ofrecen a los dueños de contenido y a los anunciantes la posibilidad de conectarse de mejor forma con su público objetivo, ya que se puede segmentar por temas, áreas geográficas y factores demográficos, atributos que no ofrece la televisión tradicional.
Contenido personalizado e interactivo: Por la segmentación y los datos generados del espectador, se puede saber qué está viendo y en qué dispositivo. Con ello, también se obtiene información para el análisis, pues las plataformas OTT entregan informes de datos y rendimiento, los cuales permiten comprender y mejorar los resultados de cada campaña.
Publicidad más amigable: Se pueden implementar anuncios menos intrusivos y más relevantes para los espectadores; fortaleciendo la imagen de la marca y la relación con sus clientes.
Presupuesto flexible: Permiten patrocinar campañas con presupuestos manejables, ya que la publicidad OTT brinda al anunciante la posibilidad de adquirir un número limitado de impresiones para un público específico.
De acuerdo a las cifras de Strategy Analitycs, el gasto por consumo y los ingresos por publicidad de vídeo digital de los servicios de video OTT alcanzarán los 123 mil millones de dólares en 2022. Sin duda, un mercado publicitario creciente, en el que las marcas deben empezar a inmiscuirse para adaptar sus anuncios a los nuevos hábitos de sus audiencias y no verse rezagadas por la competencia. Y también un gran desafío para las agencias de publicidad.